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El río Sella recorre el oriente de Asturias, atravesando localidades como Cangas de Onís, Arriondas y Ribadesella, donde desemboca en el mar Cantábrico. Su trazado discurre entre montañas, valles y zonas de gran valor natural, lo que lo convierte en uno de los ríos más emblemáticos del norte de España. Esta ubicación, entre la costa y los Picos de Europa, explica su atractivo tanto para quienes buscan naturaleza como para quienes quieren conocer la tradición cultural y deportiva asociada a él.

El Sella es famoso por la tradicional Fiesta de las Piraguas o Descenso Internacional, que cada verano reúne a miles de participantes y visitantes. Esta cita lo ha convertido en símbolo del deporte en la naturaleza y en una de las celebraciones más reconocidas de Asturias. Más allá de la fiesta, el río es un referente del paisaje asturiano, conocido por sus aguas claras, su vegetación de ribera y su importancia en la vida cultural y económica de la región.

El río serpentea entre montañas y valles, ofreciendo vistas de bosques, prados y pequeños pueblos. En su curso bajo, cerca de Ribadesella, se abre hacia la ría y las playas, lo que permite disfrutar de un contraste entre paisaje fluvial y marítimo. Este recorrido diverso hace que el Sella sea un lugar muy buscado para la fotografía, con escenarios que cambian según la luz, la estación y la altura del cauce.

El río ha estado ligado históricamente a la vida de los pueblos que se asentaron en sus orillas. Sus aguas fueron motor económico para molinos, pesca y agricultura, y en la actualidad es un referente cultural gracias a las celebraciones, leyendas y canciones populares que lo mencionan. El Sella se ha convertido así en un símbolo de identidad, asociado tanto a la tradición como al ocio contemporáneo.

Uno de los puntos más singulares es la pasarela colgante sobre el Sella, que ofrece vistas directas del cauce y de su entorno natural. También destacan los puentes históricos, como el Puente Romano de Cangas de Onís, vinculado a la historia de la región. Estos enclaves muestran la estrecha relación entre el río y la vida de las comunidades locales, al tiempo que ofrecen rincones muy visitados por viajeros.