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El Parque Natural de Corralejo se extiende a lo largo de ocho kilómetros de costa en Fuerteventura y es famoso por sus grandes dunas de arena blanca junto al Atlántico. Este contraste entre desierto y mar lo convierte en uno de los paisajes más singulares de Canarias. Su origen geológico está ligado a la erosión de conchas marinas y restos volcánicos, lo que explica el color claro de la arena y la sensación de estar en un paraje casi desértico junto al océano.

Aunque las dunas son el atractivo principal, el parque incluye también playas vírgenes con aguas turquesa ideales para pasear, descansar o practicar deportes acuáticos como el surf y el kitesurf. Al sur del parque se encuentra la zona volcánica de Montaña Roja, que ofrece una panorámica espectacular del litoral. El entorno marino y costero se suma al valor paisajístico, con especies adaptadas a este hábitat árido y marino. Esto convierte al espacio en un destino tanto para disfrutar de la naturaleza como para la fotografía.

Las dunas son el resultado de la acumulación de arena fina arrastrada por los vientos alisios, proveniente tanto de restos marinos como de partículas saharianas transportadas desde África. Este proceso natural, que continúa hoy en día, explica por qué el paisaje está en constante movimiento. El fenómeno de las dunas vivas genera un escenario cambiante que nunca es exactamente igual de un año a otro, lo que aumenta el atractivo de la visita.

El Parque de Corralejo es una de las imágenes icónicas de Fuerteventura y se encuentra muy cerca de la localidad de Corralejo, al norte de la isla. Su localización lo convierte en un acceso fácil tanto para quienes se alojan en la zona como para quienes llegan desde Lanzarote en ferry. Es, además, un espacio protegido que resume la esencia de la isla: volcanes, arena, mar y viento en un solo lugar. Por eso suele considerarse una visita imprescindible dentro de cualquier recorrido por Fuerteventura.

El parque fue declarado espacio natural protegido para preservar sus dunas, hábitats costeros y valores paisajísticos. La presión turística y urbanística en la isla hacía necesario garantizar su conservación como ecosistema frágil y único. Hoy está gestionado con criterios de sostenibilidad, buscando compatibilizar la visita con la protección de su biodiversidad. Esta figura legal asegura que Corralejo conserve su carácter intacto para las generaciones futuras.