Su fama se debe a las impresionantes formaciones rocosas que, con la marea baja, se asemejan a arcos y bóvedas de una catedral natural. Este paisaje único la ha convertido en uno de los lugares más emblemáticos de Galicia y en un referente del turismo de naturaleza en España. El contraste entre la fuerza del mar Cantábrico y la delicadeza de las formas talladas en la roca refuerza su atractivo.
