La jornada comienza con una mirada al origen: el ascenso del nazismo, el sistema de campos y la lógica de un régimen que convirtió la represión en rutina. Al llegar a Sachsenhausen, el silencio pesa más que las palabras. Espacios como los barracones, la prisión o la entrada principal hablan por sí solos, marcados por la historia y la ausencia.
Más adelante, la ciudad vuelve a aparecer con otro rostro: arquitectura sobria y relatos que cruzan décadas de división. La última parada cambia por completo el tono, pero no la profundidad.
En la East Side Gallery, lo que fue frontera se cubre de color y mensaje. Cada mural cuenta una historia: de protesta, de esperanza, de memoria. Y si has seleccionado la opción de entrada al Berlin Story Bunker todavía te queda un paseo por su interior con audioguía para finalizar la excursión.