Empezarás el día en uno de los puntos de recogida establecidos, ya sea en Málaga, Torremolinos o Benalmádena. Desde allí, te desplazarás en un cómodo autobús hacia Sevilla, atravesando paisajes andaluces que irán cambiando conforme te acerques al corazón de la capital hispalense. Será un viaje tranquilo, ideal para desconectar y empezar a conectar con la historia, el arte y el carácter único de la ciudad que te espera.
Una vez en Sevilla, te adentrarás en su centro histórico, donde sentirás cómo las calles estrechas, los edificios monumentales y la vida que se respira a cada paso te envuelven por completo. El guía local te acompañará en un recorrido por uno de los tesoros más imponentes de la ciudad: la Catedral de Sevilla. Recorrerás su interior, admirarás su magnificencia y descubrirás detalles arquitectónicos e históricos que marcaron la historia de la ciudad. Subirás después a la Giralda, su icónico campanario, desde donde disfrutarás de una panorámica inolvidable de los tejados de Sevilla y del trazado encantador de sus barrios.
Tras la visita, continuarás el paseo por el casco antiguo y llegarás a uno de los rincones más fotografiados: la Plaza de España. Te recibirán sus arcos majestuosos, los bancos de cerámica que representan todas las provincias españolas y un ambiente que te invitará a quedarte un rato más, a observar, a sentarte, a sentir la energía del lugar. Podrás perderte después por el Barrio de Santa Cruz, con sus patios escondidos, sus callejuelas llenas de historias y sus rincones silenciosos que conservan la esencia de la Sevilla más auténtica.
Tendrás tiempo libre para almorzar, probar la gastronomía local o seguir explorando a tu ritmo. Tal vez elijas una terraza con vistas, un restaurante tradicional o un simple paseo sin rumbo.
Cuando termine el día, regresarás al autobús con el recuerdo fresco de una ciudad que no deja indiferente a nadie. Volverás a la Costa del Sol con la sensación de haber viajado no solo en el espacio, sino también en el tiempo.
