La Senda del Oso se asienta sobre un antiguo trazado ferroviario minero que unía los valles de Trubia con las minas de carbón de Quirós y Teverga. Tras el cierre de la actividad en los años 60, el recorrido quedó en desuso hasta que en la década de los 90 se recuperó como vía verde. Este proceso de transformación permitió conservar parte del patrimonio industrial y convertirlo en un espacio accesible para el ocio y el turismo activo. Hoy, caminar o pedalear por la senda supone recorrer un pedazo de la memoria minera asturiana. Los túneles excavados en la roca y los viejos puentes ferroviarios son testigos de esa historia, y se han integrado en un itinerario natural que combina paisaje, cultura e industria.
