El Palacio Ducal fue la sede del poder político y judicial de la Serenísima República de Venecia durante siglos. En él residía el Dux y se celebraban las sesiones del Gran Consejo, órgano central de gobierno que tomaba las decisiones clave para la ciudad-estado. Su relevancia se entiende al recordar que Venecia fue una de las principales potencias comerciales y marítimas del Mediterráneo. Además de su función política, el edificio era una representación de la riqueza y la estabilidad del sistema veneciano. La mezcla de estilos gótico y renacentista reflejaba tanto la tradición local como la apertura de la ciudad a influencias externas gracias al comercio.
