Desde Lisboa, el día te lleva a las alturas de Sintra, donde el Palacio da Pena mezcla torres, colores y estilos con la seguridad de quien sabe que va a deslumbrar. En la Quinta da Regaleira, la cosa se vuelve más misteriosa: grutas, jardines escondidos y un pozo espiral que parece diseñado por alguien con muchos secretos.
Las calles de Sintra invitan a pasear sin mapa, entre fachadas antiguas, balcones floridos y pasteles de nata que justifican cada desvío.
Luego, el viento del Atlántico toma el protagonismo en Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa, donde los acantilados imponen y las fotos salen épicas… o despeinadas.
El regreso sigue la costa: dunas, mar salvaje y vistas de Cascáis como broche final.