Desde la primera pista, en la terraza con vistas a la Cúpula de San Pedro, los niños ya se implican. Con preguntas y retos, recorren las salas más emblemáticas de los Museos Vaticanos: el Patio de la Piña, la Sala de las Musas, la Galería de los Mapas.
En este museo, cada sala se convierte un juego que se transforma en una sorpresa. Lo que antes parecía solo arte, ahora se convierte en una auténtica aventura, con símbolos, personajes y sorpresas pensadas para ellos (y también para ti).
No llegarán cansados, llegarán preparados. La visita finaliza donde muchos empiezan: mirando al techo, sí, pero ahora ya con contexto. Esta vez podrán mirar a la Capilla Sixtina con nuevos ojos.