Desde
Cancelación gratuita hasta el último minuto
Punto de encuentro
Desde el punto de encuentro (C. 17 de Agosto, junto a la Panadería Manín), ponemos rumbo al corazón de Picos de Europa en un autobús privado.
Transporte
Visita guiada y tiempo libre
Tiempo de 2 h 30 min aprox. para probar la cocina local.
Transporte
Visita guiada
Degustación acompañada de sidra.
Regreso al punto de encuentro
La carretera de regreso es la misma, pero después de visitar Bulnes, algo cambia en la forma de mirar el paisaje.
Esta excursión a Bulnes con funicular y visita a la cueva del queso Cabrales desde Gijón es una oportunidad única para adentrarse en el corazón de Picos de Europa. Para llegar a este precioso pueblo de montaña, al que no se puede acceder por carretera, atravesaremos la montaña en un funicular desde Poncebos.
En Bulnes, después de una visita guiada por la historia de este rincón aislado del mundo, tendremos dos horas y media de tiempo libre. Una parada perfecta para disfrutar de la gastronomía local y admirar el Picu Urriellu desde el mirador del pueblo.
De regreso a Poncebos, la aventura continúa hacia Arenas de Cabrales. Allí, una visita a su cueva explica el proceso de maduración del queso Cabrales e incluye una degustación acompañada de sidra. Una combinación ganadora entre naturaleza y cultura asturiana. El plan perfecto.
Depende del ritmo del grupo y la temporada. El tiempo libre para comer será en Bulnes o en Arenas de Cabrales. En ambos lugares hay opciones sencillas de cocina local. También puedes llevar tu comida.
No. Por logística del grupo y tiempos de ruta, la subida se hace en funicular para todos los participantes.
Conviene llevar calzado cómodo y algo de abrigo, incluso en verano. En la montaña el tiempo puede cambiar rápido y el suelo puede estar húmedo.
En Bulnes hay algunos bares con baño, pero no hay servicios públicos disponibles. Se recomienda aprovechar las paradas antes y después del pueblo.
En los Picos de Europa, la trashumancia sigue siendo una tradición viva. Los pastores mueven su ganado entre las montañas y las tierras bajas. Esta antigua práctica, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, demuestra que, a veces, los animales saben mejor cómo evitar el tráfico que nosotros.
